Ana Pizarro
IEA /Universidad de Santiago do Chile
He leído con mucho interés la narración de Cledeneuza ,que muestra la importancia del Proyecto de Cartografía Social de Amazonia, que Rosa Acevedo me ha invitado gentilmente a presentar en Marabá.
El documento que nos entrega Cledeneuza es implacable y emocionante: la vida, desde los antecedentes de llegada a la zona por engaño de la familia – el signo negativo que se impone sobre sus vidas – y la lucha por superar permanentemente su situación, siendo mujer y madre. El medio es el primer espacio desolador: no hay nada, están en un lugar en donde todo debe ser logrado. Ella lo hace . Así el transcurso de su vida va apareciendo delante de nosotros como una historia individidual, a veces íntima, del destino de las personas normales dentro de ese medio cuyas vidas – que no parecen tener heroísmo – están permanentemente atravesadas por la historia. No sólo de su lugar a partir de acontecimientos cotidianos, también de la de su país: así la inequidad, así la Tranamazónica, así lo de Araguaia.Cómo se hace un hueco en la selva, se marca, còmo se van construyendo las casas, la primera calle, còmo surge una ciudad.
Este texto es historia personal y documento histórico. Es la historia ya no narrada desde el poder político ni desde el de la palabra escrita que acostumbramos a leer. Es documento que surge desde la protagonista misma de los hechos. Es la narrativa de los sectores populares que nunca tienen la posibilidad de dar su propia versión de la historia que viven, y que expresan en una palabra guardiana de la oralidad.. Estamos frente a un documento de gran valor, por una parte frente a una concepción de la historia, por otra para el trabajo posterior de los investigadores, pero sobre todo porque pone en evidencia la capacidad de lucha y de transmisión de conocimiento de una mujer, una quebradora de coco, cuya vida es un ejemplo de sentido y de acción.
Estamos, en fin, frente a un libro importante.
(Foto: Rosa Acevedo)